El café es una bebida universal que ha sido objeto de inspiración para algunos de los mejores escritores de la historia y ha nutrido prolíficas obras literarias.
Muchos cafés de París fueron los segundos hogares de Hemingway y Fitzgerald, mientras que los cafés de Londres vieron crecer a Samuel Johnson como escritor. Esta bebida sin pretensiones sirvió como musa y catalizador creativo para facilitar el proceso creativo de las mentes más brillantes de la literatura.
En las obras de grandes leyendas literarias, el café ha dejado una huella imborrable. Así que, mientras tomas tu café, sumérgete en su legado literario y en las compilaciones maestras que ha inspirado.
El café como inspiración literaria en España
El café ha sido una fuente de inspiración para muchos de los grandes escritores de la literatura española, sirviendo de estímulo a la creatividad de autores como Lope de Vega y Calderón de la Barca.
Lope de Vega, considerado uno de los dramaturgos más importantes de la época, era un ávido consumidor de café. Se cree que escribió algunas de sus obras maestras, como “Fuenteovejuna” y “El perro del hortelano”, bajo la influencia de la cafeína.
Calderón de la Barca, otro de los grandes dramaturgos españoles, también se sentía fascinado por el café. Su afición por esta bebida exótica y estimulante quizás contribuyó a su gran productividad, legándonos joyas del teatro como “La vida es sueño” y “El alcalde de Zalamea”.
Además de los mencionados dramaturgos, el café inspiró a poetas como Francisco de Quevedo, cuyos versos satíricos criticaban a quienes condenaban el consumo de la nueva bebida.
Honoré De Balzac y la pasión por el café en la literatura francesa
Honoré de Balzac, el gran novelista francés del siglo XIX, fue un ferviente consumidor de café. En su época, el café recién llegado desde Oriente se había vuelto muy popular en París. Según sus contemporáneos, ingería cantidades extraordinarias de café fuerte durante sus largas sesiones de escritura nocturna.
Balzac atribuía al café sus poderes creativos. Decía que le proporcionaba “furores de composición” durante los cuales podía escribir por horas sin descanso. El café era para Balzac una musa literaria y un combustible para la imaginación.
En su tratado fisiológico “Tratado de los excitantes modernos”, Balzac analizó los efectos del café en el cuerpo y la mente. Describió cómo el café podía producir “una especie de embriaguez seca” y un estado de “vigilia sonambúlica” ideal para la creación artística.
La pasión del artista por el café ha quedado inmortalizada en sus obras. En su novela “La piel de zapa”, el protagonista consume cantidades de café fuerte mientras escribe a toda prisa para pagar sus deudas. Y en “El coronel Chabert”, un personaje aconseja al protagonista: “No trabaje usted de noche… ¡Ni café, ni mujeres, ni emociones fuertes!”.
Claramente, para Balzac el café, las mujeres y las emociones fuertes eran inseparables de la vida nocturna de las personas bohemias.
El café en la generación Beat de Estados Unidos: inspiración para Jack Kerouac y Allen Ginsberg
La Generación Beat, un movimiento literario de los años 1950 en Estados Unidos, encontró inspiración en el café. Escritores como Jack Kerouac y Allen Ginsberg, considerados los padres de la Generación Beat, incluyeron referencias al café en sus obras más famosas.
Kerouac mencionó frecuentemente cafeterías en su novela “En el camino”. Los personajes Dean Moriarty y Sal Paradise pasan mucho tiempo en cafeterías, bebiendo café y conversando animadamente. Kerouac usó estas escenas para capturar la energía y el espíritu libre de la Generación Beat.
Ginsberg también aludió al café en su célebre poema “Aullido”. En una escena, el personaje Carl Solomon está “sentado en un café lúgubre”. Más adelante, el poema menciona “desolados cafés” donde los “intelectuales sin hogar” se reúnen. Como “En el camino”, “Aullido” emplea cafeterías y café para representar la vida bohemia y la rebeldía de la época.
Además de Kerouac y Ginsberg, muchos otros escritores de la Generación Beat incluyeron referencias al café en sus obras. La presencia de cafeterías y el acto de beber café eran símbolos del estilo de vida alternativo que definía al movimiento.
Como se puede ver, el café contribuyó a que emanara el genio creativo de grandes personalidades de la literatura y estimuló el intercambio intelectual entre los literatos a lo largo de la historia. Aunque es un grano humilde, el café ha alimentado las mentes y las obras de nuestra cultura universal.
Entonces, mientras tomas tu próxima taza de ese fragante brebaje, reflexiona sobre la rica tradición literaria que ha ayudado a cultivar y las obras maestras inmortales que ha ayudado a crear.
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