En la finca, en medio de las montañas risaraldenses, emerge un emprendimiento innovador y social del cual surgen cafés especiales de origen y altura. Esta parcela ha servido para materializar diferentes conocimientos heredados a través de la tradición cafetera desde generaciones pasadas marcadas por una fuerte proyección comunitaria, ligada también a la naturaleza y el rescate del medio ambiente, siempre pensando en el beneficio de quienes trabajan la tierra.
En la finca se aprovechan las oportunidades
La crisis cafetera no podemos pasarla en alto; la crisis es para sacarle el provecho, ya que es como un fondo de inversiones y ha hecho que el precio esté muy por debajo de la producción de una arroba de café al interior de una finca cafetera.
Uno de los principales motivos por el cual el café se hace más costoso al interior de una finca se debe al elevado precio de los insumos, siendo esta la razón por la cual nosotros tomamos la decisión de no comprar ningún abono que contenga químico; estos salen directamente de la finca elaborados de los residuos del cultivo, como el plátano, frijol y maíz, haciendo grandes cantidades de abono verde que después de un compostaje de 30-40 días ya se pueden integrar al suelo. Esta es la forma más armoniosa en la cual se puede trabajar el suelo, ya que lo único que estamos haciendo es darle de comer a los microorganismos.
Los abonos orgánicos se han utilizado desde hace mucho tiempo con la intención de aumentar la fertilidad de los suelos. Hoy en día, su uso es de gran importancia, pues se han demostrado ser efectivos en el incremento de rendimientos y mejora de la calidad de los productos mentales.
Un concepto diferente
El Cafetal de Julio Parga es una industria que se está desarrollando en las montañas. Queremos transmitir un concepto diferente, donde se refleje que ahora la industria localizada en un área donde estaba el conflicto armado es ahora una zona donde hay reconciliación y paz. Es decir, nosotros queremos hacer industria con los campesinos, rodeados de cultivos, tolerando temperaturas e inclemencias de la naturaleza para darle al mundo transformación de la vida. Esto es posible gracias a la gente del campo. ¡Llevamos la industria al campo!.
Estamos generando conciliación y paz, el café de la paz, porque estuvimos en el conflicto armado tiempo atrás para poder generar desarrollo sostenible con protección del medio ambiente.
Nosotros producimos nuestros propios fertilizantes
En la empresa cafetera del cafetal de Don Julio desarrollamos una estrategia sostenible donde se organiza el campo y le buscamos un beneficio al café después de que el producto terminado pasa a la planta, donde encontramos una trilladora que hace 500 kilos por hora en el cual retira el endocarpio del café pergamino, para después pasar a las mallas superiores e inferiores, en el cual, después se lleva a unas mesas de selección, dónde están las madres cabezas de familia y recogen la almendra apta para la comercializadora. Luego, el producto transita por la tostadora 15-30 minutos por cada 25 libras, finalizando con la molienda para envasarse en empaques biodegradables, donde se embala y llega al cliente, quien hace el seguimiento de trazabilidad.